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Un cuento Lésbico

Ella estaba sentada frente a este hombre que, de manera serena observaba la expresión de

incredulidad en la cara de Camila, Víctor, su terapeuta de temporada, desparpajadamente le decía: escribe un cuento que hable de todo lo que te ha pasado.

Imposible dijo Camila de inmediato, ¿cómo englobar en pocas líneas todo lo que ha pasado?, el cansancio, la tristeza, la nueva esperanza, la convocatoria, la desilusión, la humildad, las experiencias con cada una de esas mujeres, el entusiasmo que vino de alguien más, y finalmente, la explosión de sentimientos de confusión y tristeza, que es en lo que todo había terminado. Imposible, volvió a decirle, no puedo, no puedo, es demasiado como para resumirlo en un cuento.

Y se fue con la idea metida en la cabeza, agobiada por la enorme tarea, pero también emocionada porque alguien creía que ella, era capaz de escribirlo. Así que, aunque le parecía imposible, tanteó algunos títulos para el cuento.

El encabezado tendría que ser: “estupidez de un a lesbiana inexperta” o tal vez “activista inexperta mete la pata”, “psicóloga, activista y lesbiana un chasco en la ventana”, - ¡que se yo!, Se gritó a si misma una vez en la calle.

Por primera vez en días, se preocupaba por otra cosa que no fuera Mar su pareja, Pilar, la mujer con la que sus sentimientos se habían liado y ella misma, es decir la revoltura de sentimientos y confusión que se revolcaba en su cuerpo y hacían que el estómago le diera vuelcos cada 15 minutos y las manos le sudaran.

¿Cómo llegue a esto?, se dijo, hace unos días estaba tan tranquila, es más contenta, todavía recuerdo el último momento de tranquilidad, el taller había terminado, estaba en esa disco bailando como pez en el agua, pero ahora todo está negro, revuelto y la tristeza reina en mí como si nunca se hubiera ido.

Buena pregunta, ¿Cómo es que Camila llegó ahí?, la respuesta tiene su origen en acontecimientos de tiempo atrás, había descubierto que le gustaban las mujeres, ya tarde, digamos que no lo tuvo consiente de niña, fue a la edad de 26 años, que un viaje, una mujer y sus amplias caderas, despertaron la conciencia en su cabeza y desde entonces todo cambió.

El ser lesbiana vino con un mundo nuevo y desconocido, que no le enseñaron en la escuela, ni siquiera se lo topó en la calle o los anuncios, las revistas o hablando con las amigas del trabajo, en realidad pudo haber vivido una vida entera, sin toparse con el mundo de la diversidad sexual o las feministas.

Pero… ¿por qué hablar de feminismo?, bueno porque el descubrimiento de sus deseos lésbicos y las ideas feministas que inundaron su cabeza y su vida durante los últimos años, llegaron en paquete completo, las dos juntas y revueltas, la parte feminista y la lesbiana, ¿qué fue primero, descubrir el feminismo o su ser lesbiana?, es algo confuso en la mente de Camila.

¿Fue la libertad y osadía de estas mujeres feministas propositivas y rebeldes, con las que tuvo contacto, que le hizo darse la oportunidad de sentir, de pensar diferente, lo que la llevó a darse cuenta de su gusto por las mujeres?, ¿o es que hay muchas lesbianas feministas y eso la acercó al mundo del activismo feminista y lésbico?, ahora es imposible de saber, a menos de que se analizara con lupa sus sentimiento e ideas, una por una, como en una autopsia de emociones e ideas añejas.

Para responder a esta pregunta a Camila le gusta una idea que escuchó por la radio: no preguntes por qué, y si preguntas, tendré que decirte que por necesidad… crece en le mismo árbol, en la misma rama una manzana…

En ese momento de los recuerdos, Camila se volteó furibunda hacia el edificio de donde había salido un momento antes y, si Víctor hubiera sido telépata habría escuchado el siguiente reproche: Dime como meter en un cuento, de unas cuantas páginas la emoción del descubrimiento de las ideas feministas, el deseo y la euforia de besar por primera vez a una mujer, ¡imposible!, gritó Camila, en uno de esos gritos que solo resuenan en tu cabeza y en el corazón, ¡imposible!

Pero poder escribir o no el cuento, no era lo importante, y Camila lo sabía, por eso daba vueltas en el parque situado frente al consultorio de Víctor, con el cigarro en la mano, lo importante era el resultado de todas estas causas, causalidades, efectos y azares en el camino de su vida, ésas, las que la llevaron a crear un grupo de mujeres lesbianas, con el fin de hacer comunidad lésbica, la emoción de estar al frente, de idear el proceso y los ejercicios que según ella, serían el pretexto para que muchas lesbianas se conocieran y fueran pareja, y que a su vez la condujeron a conocer a Pilar.

Al principio, la idea transparente, crear un espacio, dejar de esperar a que alguien lo hiciera por ella, decidir los temas a tratar y que las mujeres lesbianas y ella misma, pudieran nombrar libremente su ser lesbiana, sus deseos, sus problemas, sus sueños y tal vez, porque no, organizarse y cambiar el mundo, atreverse a delinear alternativas para ellas, ya te digo yo, un sueño idealista, ingenuo, pero valiente.

Y esta aventura inició así, con “El Taller Para Lesbianas Solteras”, el primer día abierto a las tallerista fue una decepción, hubo que cambiar cosas, sobre todo expectativas sobre las participantes, así se filtraron otros temas como: besarse en la calle o no, los estereotipos de belleza, la homofobia internalizada y otras preocupaciones, que empezaron a tomar fuerza en las reflexiones del grupo, y no solo “La pareja”.

El proyecto empezó a crecer, no en cantidad de mujeres, en importancia en la vida de Camila y su Pareja, Mar, quien fue el motor de entusiasmo que obligó a Camila a armar el proyecto, ceder el espacio y ponerse al frente del Taller.

Las necesidades del grupo, lo que cada una necesitaba se fue convirtiendo en el tema central en la vida de Camila, las conversaciones giraban en torno a ellas: Eva habló, necesitaba llorar; Rosa está confundida y quiere venir ha hablar un rato; Sole y Yola quieren salir con nosotras a bailar, se están coqueteando pero no quieren ir solas; Rita me dijo esto y aquello… todo giraba alrededor del grupo.

Recordar todo esto solo llenaba de ideas la cabeza cansada de Camila, y pensaba, un poco

más agobiada que enojada: En lo dicho, se dijo Camila, dando un paso cortito uno frente al otro, en ese parque pequeñito, imposible meter en ideas cortas toda la preocupación por ellas, los enojos, las satisfacciones, y sus historias, Emma, Tera y Lizty, Doris…

Pero, todas estas historias no eran lo que tenía así a Camila, era una en especial, la suya enredada con dos mujeres, Mar y la otra la que llegó un día cualquiera, Pilar, una mujer alta, delgada, con ojos color miel, a quien Camila no tomó especial atención, era una chica nueva, otra más que se unía al grupo, igual que otras.

Nadie podría haberle advertido a Camila que esta mujer llegaría a meterse en su cabeza y le despertaría inquietud, por besarla, estar cerca, contarle cosas, ¿quien lo imaginaría si la relación de Camila con Mar era tan sólida?, se veían tan felices,  pero sin importar lo perfecta que se viera la relación, Pilar se metió en los pensamientos y deseos de Camila.

Una noche después de pasar un rato con las chicas del grupo, Mar le dijo directamente y sin tapujos a Camila que, ella lo veía todo, lo entendía y estaba de acuerdo.

Camila se quedó de una pieza, ¿que es lo que sabía, si no lo había dicho en voz baja, ni alta, ni a sí misma, nunca?, lo que para Mar era claro y evidente, para Camila que tendía más a evadir los problemas y esconder las pruebas, incluso para sí, no era tan claro.

- Me refiero a como miras a Pilar, te gusta, la deseas y se te nota.

- Pero yo no he hecho nada, solo hable con ella, bailamos una pieza y se acabó

- Yo sé, no es reclamo, solo te digo, por si no sabes, que te gusta Pilar, y si quieres tener algo con ella por mi esta bien.

- Pero no yo no quiero nada yo estoy contigo te quiero y soy fiel.

- Piénsalo, tienes poca experiencia y podriría ser bueno que probaras con otras personas y, no fuera yo la experta, además yo estoy a favor de la relaciones abiertas, me parece mejor, hablarlo que actuarlo a escondidas. Decidas lo que decidas yo te apoyaré, te quiero y estaré para ti siempre. ¿No vas ha aceptar que te gusta?

- Bueno, ahora que lo dices, algo raro me pasa con ella, y si tal vez si me gusta.

- ¿No te gustaría besarla?, ¿Tenerla?, ¿así como a mi?

Lo que siguió en seguida fueron besos apasionados, caricias, que desembocaron en placer revuelto con emoción, peligro y miedo, pero despertó la conciencia del deseo y del gusto por otra mujer, además del tema del poliamor, la capacidad de amar comprometidamente a varias personas a la vez, el deseo de probar, de no esconderse y vivir abiertamente una frente a la otra.

Todo sonaba tan bonito, y al parecer si que Camila era ingenua o lenta o tonta, porque Pilar desde el día del baile se dio cuenta de la atracción que despertaba en Camila, y no dudo ni un segundo en hablar con ella, la única parsimoniosa fue Camila, quien, sin costumbre de ser deseada así, se había vuelto loca de engreimiento, deseo y emoción.

Pilar, no la amaba ni deseaba estar con ella más que la víspera de una noche o tarde, (las mañanas eran sagradas para le trabajo), ella, Pilar, estaba enamorada de Martha, una mujer joven y alta de cabello chino largo, que por inseguridad no había terminado de ser su pareja y dudaba de querer ser lesbiana o no (como si eso pudiera decidirse).

El lío de tres, se convirtió en lío de cuatro y si Camila era ingenua, Martha lo era más, o por lo menos no se enteró de nada sino hasta que todo pasó y decidió aceptar su lado lésbico y vivir enamorada y feliz con Pilar.

Los recuerdos de Camila se interrumpieron abruptamente por la fuerza de la vergüenza, nuevamente los gritos inundaron el eco de sus pensamientos: ¡No!, ¡no!, no, no, ni penar en eso de escribir que me lie con una mujer solo porque soy engreída y caliente.

Había llegado a esta conclusión después de escuchar las palabras de Víctor describiendo su relación de pareja, debiste haberte visto llorar por Mar, las emociones profundas que te despierta, de la otra chica solo hablas de deseo, (esas palabras retumbaban como el revoloteo de las alas de los pájaros cuando quieren defender su nido).

La idea calvada en la mente de Camila se reafirmaba: no quiero nombrarlo, no quiero escribir sobre lo ingenua, tonta y orgullosa que he sido, me dejé guiar por lisonjas y me quede, caliente, alborotada, con un lío en mi relación y con una amiga menos.

Pero… con el tiempo Camila se dio cuenta de que, lo que decía no todo era verdad, no todo fue perder y hacer daño, este deseo, enamoradizo, fue también un descubrimiento para ella, no solo de que debe irse con tiento cuando alguien la adula, también descubrió cosas de si misma de como llevar un taller y sobre su sexualidad.

Es verdad que no había tenido muchas experiencias amorosas y eso, ahora lo sabía Camila, no te deja valorar al cien por ciento la sexualidad, una sola mujer en su cama, esas son las experiencias que podía contar, una sola mujer y un solo hombre los dos por separado y en diferentes épocas de su vida.

Esta mujer, Pilar, pudo haber sido la segunda, y no lo fue, lo que pasó fue casi el triunfo del deseo sobre la razón, la ética y el compromiso con su pareja. Pero en ese casi, está la experiencia, enriquecedora, besar a Pilar en la boca, sentir sus manos, el sofá y sus movimientos, encima de ella le hicieron comprender que le gustaban las mujeres, no solo su pareja Mar, las mujeres, y que podía tener otras sensaciones y sobre todo, descubrió las ventajas de estar con Mar, su cuerpo, la forma de besar, su fuerza, la pasión, ahí fue donde se le ocurrió tener a esas dos mujeres juntas.

Pero a Camila se le ocurrió el plan y la dios tejió lo que le pareció mejor, lo que se planteaba tan bien, no termino del todo alegre; Pilar al tener el: si quiero ser tu novia de Martha, se alejó enojada e insultando a Camila por haber hablado del tema con su ahora novia; Camila que había terminado con Mar para poder acostarse sin culpa con Pilar y experimentar con ella tal vez incluso amarla (ya que no había querido tener ese trio amoroso), se quedó como el burro con los dos tantos de paja; Mar que había querido ser abierta y audaz para que no la engañarán terminó sin novia; y Martha perdió a una amiga, y se fue con una novia que, en su momento no confió en ella ni le dijo la verdad al cien por ciento.

Que historia tan triste, básica, infantil vio para sí misma Camila, no escribiré cuentos sobre experiencias infinitas imposibles de meter en una frase, no escribiré sobre tonterías e ilusiones que se caen por inexperiencia.

Paró la caminata en círculos y tirando el cigarrillo que tenía entre los dedos, desechó la idea del cuento por completo, nada de descripciones sin fin sobre unos labios abultados y carnosos, de nalgas amplias y besos mordelones; ¡que Víctor se valla la caño!, escribiré algo más consistente y provechosos, reflexiones que no pongan en duda mi inteligencia, mi ética y no pongan en conflicto a mi estómago que ya tiene suficiente de esta rueda de la fortuna de las emociones.

Lo última que hizo Camila para cauterizar el asunto, fue ver de reojo la ventanita del consultorio de su terapeuta mientas se alejaba airada diciendo entre dientes: Un cuento, si será atrevido…

Tag(s) : #cuento, #Cuento lésbico, #lesbiana, #lesbianas
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